martes, 9 de mayo de 2017

El Criterio Naturopático en la Edad Media (I). Los Benedictinos (1)

Con el comienzo de la Edad Media, los centros de saber y enseñanza sobre salud se trasladaron a los monasterios ya que éstos ofrecían diversas ventajas para el desarrollo de actividades relacionadas con la salud. En ellos se produjeron multitud de textos que dieron lugar a excelentes bibliotecas, elemento fundamental en la enseñanza.

Muchos monjes pasaron años copiando, traduciendo e ilustrando a los autores clásicos, tradujeron al latín, todos los conocimientos greco – latinos, destacando Casiodoro "El Erudito", que fundó su monasterio en Calabria, donde se desarrolló una escuela de sanación–monástica, en Vivariun, se funda "El Scriptorium", aquí se rescataron, tradujeron y copiaron las obras de Hipócrates, a Dioscórides, Galeno y muchos otros, Casiodoro escribió una Enciclopedia de Historia Natural.

Los monasterios disponían también de un jardín o un huerto donde se cultivaban las plantas medicinales más habituales (simples) y una habitación, colocada junto al armario de los “pigmentos” o “botica” donde un monje-sanador, elaboraba sus preparaciones (compuestos), características de una dinámica de salud hipocrática con clara influencia religiosa. Además, el hecho deque los monjes viajasen con frecuencia a otros monasterios favorecía el intercambio de los conocimientos científicos que se desarrollaron en la época.

Y una de las ordenes monásticas más influyentes el desarrollo y aplicación del criterio Naturopático fueron los benedictinos.

De la diaitia de los griegos, y posteriormente arabizada, a la Regula Vitae de los benedictinos supone un peso integrador del marco conceptual que desarrolla la diatia (Higiene de vida), añadiéndole la clara influencia religiosa. La Naturaleza es obra y creación de Dios, si respetamos y vivimos en armonía con la naturaleza estaremos cumpliendo con la ley divina, es un claro giro hacia la naturaleza como creación y por tanto la ética esta deducida de un Ser supremo con claras referencias a su creación. Por tanto la salud depende de esa armonía con la propia naturaleza como creación divina.

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